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Tras la barda perimetral 

no hay ruidos

solo susurros

Nada delata el afán exterior

observo el ir y venir lejanos

el cielo es plomo húmedo

y el tiempo lento

borda la tristeza que libera

los demonios personales

sin máscara

sin esperanza

En la celda

el espacio mínimo

sujeta la inercia de los días

la rutina es un reloj

tiránico pero seguro

ocho y media

luego a las doce

y a las seis

toca rancho

pase de lista

revisión…

sin mediar pregunta

el relato se repite

en exacto orden

la versión olvidada

de los hechos

de esa vida

que dejó de serlo

hace más de diez años

que se niega a no ser…

desde cualquier rincón

encorvado y marchito

miro con el desvarío de la sangre

que galopa hacia la nada

a ciegas, con temor

palpo la oscura sensación de pérdida

de no retorno

cierro los ojos

susurro para mí mismo

"mi vida no ha sido una mentira..."

Repito el mantra sagrado:

"mi vida no ha sido una mentira

sino una maravillosa irrealidad..."

Los pasillos degustan

el trajín lento de la costumbre

la compraventa

de cualquier cosa

nueva,

usada

o robada

los dados marcando par

el paso ansioso de los que reciben visita...

Después vendrán los cerrojos

con timbre de hierro

la pesadez de las puertas

sellan la noche de San Miguel

sin luna ni estrellas

como lo prometió la lluvia temprana

de la tarde triste

que una palabra humana

hubiera salvado...

La noche asciende lenta

como la locura

en la litera devoro

esa locura nocturna

que alucina

calmadamente...

La locura es vecina de la cruel sensatez

¿Cuántas mentiras estoy obligado a decir?

¡muchas!

¡todas!

quisiera no estar obligado

a mentir conmigo mismo...

¿qué me quedaría?

una verdad íntima

residuo de todas las cosas

verdad última

única

la misma del mundo...

la locura de pensarse

dios

finito y

mortal...

Sueños y pesadillas

habitan la celda

a contratiempo  

escribo sin sentido,

sopesando

el desvarío colectivo

¿quién no ha vivido la duda,

temido a la muerte,

gozado el placer,

amado a la persona equivocada,

aspirado al poder,

sucumbido a la pasión

padecido la soledad,

presenciado la violencia,

enfrentado una enfermedad

resentido a los hermanos,

peleado con un jefe,

perdido un padre

amado un hijo,

llorado de impotencia

preguntando cómo carajo llegué aquí...

Lo que hacen ahí

en la cana

es rendir la esperanza

dar cuerpo a una idea absurda

le dan forma y sentido: la cárcel.

La idea sólida de la cárcel

se nutre de su excepcional

ignorancia arrogante

tan convincente

explosiva y

desprejuiciada

transforma en verdad

cualquier mito.

San Miguel

no es un lugar

es tan sólo

un (mal) pensamiento...

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