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Diatriba saliendo de prisión al caer la noche...

 

Sabes que no soy un hombre de verdades

pero tampoco de mentiras

lo que viene a ser lo mismo

tu sabes.

 

Retorné para encarnar tus sueños recurrentes 

entrada la noche, inesperadamente

como el momento en que se fueron abriendo 

puertas y candados a esa noche fría

el periférico devino ruta de la memoria perdida

vuelta a concebirme lejos de ese lugar

que me enfrentó mí mismo, el que ya sabías que era

una especie de explorador

decidido

mal armado

imprudente

que no cree en la existencia de fórmulas 

ni recetas para este país sin remedio 

pero en el que empecinadamente busca 

trazar un camino de trascendencia posible día a día...

Qué sucede en ese lugar

San Miguel, el CeReSo

la cárcel, la cana 

o como le quieras decir.

Tras la barda perimetral no hay ruidos 

que delaten la travesía afanosa de "los de afuera"

sólo miraba su ir y venir de horizonte lejano 

bajo un cielo de plomo húmedo

mientras el paso lento del tiempo borda la tristeza

y deja paso libre a los demonios personales 

ya sin máscara y sin esperanza

La celda compartida 

espacio mínimo

me sujetaba a la inercia de los días

la rutina es reloj tiránico pero seguro

a las ocho y media, luego a las doce y a las seis toca rancho

hacía la fila tras uno de tantos 

que repite en exacto orden

su versión de los hechos

de esa vida que dejó de serlo 

hace más de diez años

pero se niega a aceptarlo

desde cualquier rincón 

un joven cualquiera

"malilla"

ahora encorvado y marchito

mira con el desvarío de la sangre 

que galopa hacia la nada

como a ciegas

con cierto temor

palpo aún esa oscura sensación de pérdida

de no retorno

cierro los ojos mientras susurro para mi mismo

"mi vida no ha sido una mentira.."

Repito otra vez como un mantra sagrado:

"mi vida no ha sido una mentira, sino una maravillosa irrealidad.."

Los pasillos escuchan el trajín lento de la costumbre

la compra venta de cualquier cosa

nueva, usada o robada

los dados al fondo de la poleana

el paso ansioso de los que reciben visita...

Después vendrán los cerrojos 

con su timbre de hierro

la pesadez de las puertas 

que sellan la noche de San Miguel

sin luna ni estrellas

como lo prometió la lluvia temprana 

de esa tarde triste

que una palabra humana 

hubiera salvado...

La luz permanente llena cada porción del pasillo

la noche asciende lenta 

como la locura

en la litera devoraba esa locura nocturna 

que alucina

calmadamente...

la locura es vecina de la más cruel sensatez

¿Cuántas mentiras estoy obligado a decir?

¡muchas! ¡todas!

quisiera no estar obligado a mentir 

conmigo mismo...

¿qué me quedaría?

una verdad íntima

residuo final de todas las cosas

verdad última y única 

que es la misma del mundo...

la locura de pensarse dios finito y mortal...

Sueños y pesadillas

habitan la celda a contratiempo  

escribía sin mucho sentido

sopesando la validez del desvarío colectivo

¿quién no ha vivido la duda, 

temido a la muerte

gozado el placer

amado a la persona equivocada

aspirado al poder

sucumbido a la pasión

padecido la soledad

presenciado la violencia

enfrentado una enfermedad

resentido a los hermanos

peleado con un jefe

perdido un padre

amado un hijo

llorado de impotencia 

preguntando cómo carajo llegué aquí...?


Lo que hacen ahí

en la cana

es rendir la esperanza

dar cuerpo a una idea absurda

le dan forma y sentido: la cárcel.

La cárcel que no existe

su solidez radica en su excepcional ignorancia arrogante

tan convincente

explosiva y desprejuiciada

transforma en verdad universal cualquier mito.

San Miguel

no es un lugar

es tan sólo un (mal) pensamiento...


Diciembre de 2017

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